Todo empezó con una casualidad, una genialidad de la vida, un cruce de caminos que nos unió un poco más cuando en realidad ya estábamos unidos desde hacía unos cuantos años.
Las sonrisas eran constantes, los deseos, las ganas, las llamadas, los mensajes, el consuelo, los consejos, las alegrías y las tristezas, todo era un juego pasional, emotivo y maravilloso que nos llevaba a ilusionarnos con el día en que nos lloraríamos y reiríamos de todo esto tomando una cocacola y unas aceitunas :) Yo siempre estaba ahí animándole porque las amistades empiezan así.
Qué pasó??. Todavía no lo sé, pero no me siento culpable. Supongo que la chispa se apagó o de repente despertó de un sueño; y hay etapas, heridas que hay que curar para que puedas estar al cien por cien con alguien incluso para una amistad, que es a lo que me refiero... Me quedo con recuerdos muy muy bonitos, todo en mi mente, en mi corazón y en papel, recuerdos que nunca esperaría que fueran sinónimo de lo que hoy existe: nada. Es tan paradójico.
Nunca le he dicho lo que sentía con sus cambios de estado de ánimo, sus ausencias, ni ya le remarcaba esos momentazos geniales que habíamos compartido, ya no; no porque sus reacciones me asustaban, y no me gusta que me hagan daño, ya no lo permito, no porque la vida es constante evolución y hay que aprender, vivir con ello, respetarlo todo... Y yo lo respeto, le respeto. Y porque en la amistad no puedes exigir, yo cuando doy, doy porque quiero y me siento feliz estando ahí. Nada más.
Sin embargo, hoy sí es necesario para mí desahogarme con todos y con nadie, porque yo no soy así, no soy como el decía que yo era cuando de repente se molestaba y decía lo que le salía, pero yo sí pensaba que él lo era, se refugiaba en sus enfados y yo era su blanco...
No es malo, pero tampoco es justo.
Valoré mucho sus disculpas, pero sus palabras, sus dedicatorias plasmadas con sonido y en papel no fueron consecuentes con sus actos. Eso ha provocado en mí una pena muy grande, pero me siento feliz con lo que fui y con lo que hice. Con eso me quedo, eso me llevo y es lo que me hace sonreír.
Yo cierro esta etapa porque lo necesito, porque prefiero quedarme con lo bueno del principio y con el sonido de su voz...
Soplo y apago la vela que nos mantenía iluminados...
Belize.